jueves, 8 de noviembre de 2007

Género y juventud, retos en el Siglo XXI

"El derecho a la libertad es una cuestión de género"

(Antonella Picchio, 2006).


SAN SALVADOR - El presente ensayo pretende mostrar la importancia de superar la influencia que las instituciones capitalistas y patriarcales ejercen sobre las y los jóvenes, mediante el fortalecimiento de la participación política de la juventud en el siglo XXI.

La primera parte del ensayo presenta en términos teóricos, cuál es el funcionamiento y la vinculación del modo de producción capitalista y el sistema patriarcal, mientras que la segunda parte aborda la situación de la participación política de la juventud en Mesoamérica como resultado de la dominación de ambos sistemas en la esfera ideológica.

MARCO TEÓRICO

Sistema patriarcal y sistema capitalista
En este trabajo se entenderá por “género”, las características que se asignan a uno u otro sexo en una sociedad determinada y que condicionan la identidad de las personas. Se refiere a cómo éstas se definen a sí mismas a partir de la interiorización de los roles que de acuerdo a las ideas imperantes, les corresponden. Esto es importante precisamente para desmitificar la idea que “género equivale a mujer”.

El género, siendo un atributo social, responde a las características del contexto específico de que se trate. Por ello, pese a que es una categoría que ha estado presente en los distintos sistemas económicos (esclavismo, feudalismo, capitalismo), el género femenino y el género masculino, han sufrido transformaciones a lo largo de la historia. No obstante, según las Feministas Socialistas “la mujer ocupó un lugar subordinado a lo largo de la historia, y esto no solamente a partir del capitalismo. El surgimiento de la opresión sobre la mujer, dentro de lo que conocemos como patriarcado, coincide también con el surgimiento de la propiedad privada y los primeros estados”.

Asimismo, si nos enfocamos específicamente en el papel que juegan los hombres y las mujeres en las sociedades capitalistas, veremos que las relaciones patriarcales no solo son la base para la existencia del sistema capitalista, sino que a la vez, la dimensión de género se readecua a las necesidades del sistema económico.

Género, Producción y Reproducción Capitalista

Las características típicas asociadas al género femenino han estado vinculadas al ámbito de lo privado: la realización de labores domésticas, el cuidado de los hijos e hijas y la atención al esposo o compañero de vida. Por el contrario, al género masculino le corresponde proveer los recursos para el funcionamiento del espacio doméstico, lo que se logra mediante el trabajo productivo.

Según la teoría marxista, el trabajo productivo es aquel que - valga la redundancia - se realiza en la esfera de la producción. Por otro lado, el trabajo que se realiza en la esfera doméstica se considera trabajo reproductivo.

¿A qué se refiere el término “trabajo reproductivo”? Es aquel que permite la reproducción de la fuerza de trabajo. Una mirada de cómo funciona la explotación en el modo de producción capitalista nos ayuda a entender mejor el significado de este término.
Un trabajador o trabajadora crea en una misma jornada de trabajo, una cantidad de valor mayor al que el capitalista le paga como salario. Esto permite que el capitalista obtenga una ganancia, apropiándose de una parte del valor creado por la fuerza de trabajo. Esta apropiación de trabajo excedente se denomina “explotación”, y ésta se da en la esfera productiva.

Sin embargo, para que el capitalista pueda “explotar” a sus trabajadores/as, es necesaria la reproducción de la vida de estos/as. Para que se pueda producir esta ganancia, “debe haber alguien” (las mujeres) que se encargue de manera gratuita, de cocinar para los trabajadores/as, de lavarles la ropa, etc., porque de lo contrario, el salario que el capitalista les pagaría debería ser mayor, dado que tendrían que pagar a alguien por dichos servicios, de manera que pusiesen seguir asistiendo a trabajar diariamente.

Asimismo, la reproducción de la fuerza de trabajo futuro también está bajo el cargo de las mujeres, porque los niños y niñas son precisamente quienes al crecer, se convertirán en empleados/as del gran capital.

El capitalismo necesita de la realización del trabajo doméstico tanto para producir diariamente, como para reproducirse en el tiempo, por lo que le es indispensable que haya personas a las que les corresponda “por naturaleza” encargarse de ello.
Las maquilas: incorporación de las mujeres a la esfera de la producción como respuesta al cambio en el patrón de acumulación capitalista

El término “acumulación capitalista” hace referencia a la reinversión de la ganancia obtenida por los capitalistas en el proceso de producción, por lo que un cambio en este patrón de acumulación significa una reorientación de esta inversión. Para ejemplificar la readecuación de los roles de género a las necesidades del capital, tomaremos el caso de las empresas maquiladoras.

En la actualidad, la maquila representa la estrategia del gran capital de segmentar el proceso de trabajo. Esto significa que los distintos momentos del proceso de producción se realizan, paralelamente, en distintos países y permite a la empresa “aprovechar” la utilización de fuerza de trabajo barata en diversos territorios. Como parte del avance de esta forma de producción, se ha ido dando una mayor incorporación de las mujeres a la esfera productiva. Este nuevo rol asumido por las mujeres se deriva, en parte, a factores como:

Una alta proporción de la actividad maquiladora pertenece a la industria textil, y las actividades de confección han sido consideradas tradicionalmente como femeninas.

La contratación masiva de mujeres en estas industrias tiene relación con la idea del hombre como proveedor. Esto explica el bajo salario que, en este contexto, es únicamente un complemento del salario de los hombres.

Es importante resaltar que estos factores condicionan la oferta y la demanda de trabajo, ya que tanto la identidad de las mujeres, como las características que según los empleadores, se requiere para esos puestos de trabajo, han sido construidas en base a ideas sobre “lo femenino” y “lo masculino”.

Lo anterior no resta importancia a la salida de las mujeres al ámbito público y a la independencia económica de las mujeres con respecto a los hombres. De hecho, esta incursión de las mujeres en la esfera productiva representa un aspecto importante para su empoderamiento. Pero es necesario resaltar que las condiciones en que esta incursión se está llevando a cabo no en todos los casos constituye una mejora en la situación de la población femenina. Prueba de ello es que las actividades domésticas siguen siendo parte del rol femenino, por lo que se está dando para ellas una sobrecarga de trabajo. En otras palabras: “el acceso a los espacios considerados tradicionalmente masculinos no es suficiente para tener visibilidad, acceder al poder, ni mucho menos garantizar la equidad. En los discursos contradictorios, a partir de los cuales fundamentalmente las mujeres y la gente joven están (re)construyendo su identidad, se encuentran y confrontan diversos esquemas en los que persisten las ideas hegemónicas respecto a la imagen de la mujer y el hombre, y a su vez se contraponen las subjetividades que se crean en los espacios de resistencia de la colectividad.”





IDEOLOGÍA CAPITALISTA Y PATRIARCAL VRS. ORGANIZACIÓN JUVENIL EN MESOAMÉRICA

En el presente apartado se procura hacer visibles algunos aspectos que, desde nuestra perspectiva, corresponden a la situación real actual de la juventud mesoamericana; no obstante, la poca existencia de estadísticas que refuercen el análisis, constituyen una fuerte limitante para el mismo.

Decíamos anteriormente que la categoría género es interiorizada por las personas, de manera que se llega, a partir de ello, a definir una identidad de las mismas. Esta interiorización comienza desde que los niños y niñas nacen, sin embargo, el medio en que cada una/o se desarrolla tiende a reforzarla.

Para entender de mejor manera este tema, nos parece interesante observar un esquema que se presenta en un documento elaborado por la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida, LAS DIGNAS, en el año 1999:










Cuerpo Sexuado




La visión psico-social del cuerpo de la mujer es visto de dos formas como un cuerpo maternal (Virgen María), el cual es catalogado como normalmente positivo y que está dispuesto al cuido de los demás ya que es educado para la maternidad. Mientras, que por otro lado es visto como un cuerpo erótico (Eva), concebido como normalmente negativo y muy apreciado por los hombres (coquetas, provocadoras), por lo tanto es catalogado como que el cuerpo no les pertenece y que es para los hombres.

En cuanto a la visión psico-social del cuerpo de los hombres, éste es visto de una sola manera: es importante por si mismo, posee realización personal y fuerza física por naturaleza y tiene el derecho al placer.

Esto a partir de una figura presentada por Las Dignas en 1999. (nota: por cuestiones técnicas no se puede ilustrar)



La figura muestra básicamente dos elementos: El cuerpo de los hombres les pertenece a ellos mismosEl cuerpo de las mujeres no les pertenece a ellas, es para las y los demás.

Son estas las ideas bajo las cuales las y los jóvenes van formando su identidad sexual, y las diversas instituciones existentes en las sociedades capitalistas y patriarcales, tales como iglesias, medios de comunicación, partidos políticos, etc., se encargan de categorizar a estas ideas como “valores”. Ejemplo de ello son las revistas creadas para las adolescentes de clase media, en las cuales se promueven los patrones de consumo de los estratos altos de la sociedad, como instrumentos “necesarios” para ser apreciadas por los hombres.

Cabe resaltar por otro lado, que el tipo de hombres con quienes las adolescentes estarían buscando tener una relación es precisamente este hombre que pueda ejercer control y poder sobre ellas. “Es a fin de cuentas un modelo de masculinidad hegemónica, donde la dominación, el control, la autoridad, la independencia, la seguridad personal, la doble moral y el desprecio a los valores considerados femeninos como la ternura, la sensibilidad y la emotividad, son elementos predominantes en la propuesta para la configuración de la identidad de los varones y de las relaciones que establecen con respecto a otros hombres y a las mujeres, que incluye a la pareja, por supuesto, y se extiende a las hermanas y otras mujeres de la familia.”

En fin, “los medios masivos reproducen y promueven una visión del mundo, de los valores, las actitudes, las prácticas sociales, los modelos de comportamiento acerca del ser y deber ser en función de un orden social.”

Otro ejemplo de la influencia de las instituciones como instrumentos de dominación ideológica en la sexualidad de las y los jóvenes es el papel que juegan las iglesias en cuanto al combate de la problemática de los embarazos adolescentes. Observemos algunos datos sobre la actividad sexual de las jóvenes salvadoreñas:

Según los resultados de FESAL-98, el 48.8% de las adolescentes entre 15-24 años había tenido experiencia sexual. En el grupo de las menores de 19 años al momento de la encuesta, ya tenía experiencia sexual el 30.9% y en el grupo de las de 20 a 24 años, el 69.9%.

Para 1998 la edad promedio de la primera relación coital para las adolescentes de 15 a 24 años fue de 16.4 años, 15.3 años para las menores de 20 y 17.0 para las de 20 – 24. Una evidencia de que las relaciones se inician hoy día a más temprana edad es que si se toman a las adolescentes que en 1998 tenían de 20-24 y que tuvieron su primera relación antes de los 20 años, se obtiene un promedio de edad de inicio de 16.4 años.

Los datos anteriores muestran que las y los jóvenes están teniendo relaciones sexuales a temprana edad; pese a ello, las iglesias siguen reprimiendo el uso de anticonceptivos. El estudio consultado no presenta datos sobre el peso que este “mandato” religioso tiene sobre las adolescentes al momento de iniciar su vida sexual; sin embargo, nos atrevemos a decir que esta postura ante el uso de métodos anticonceptivos, resta importancia a los obstáculos que un embarazo no planificado puede tener en la vida educativa, laboral y social de las y los jóvenes (pero sobre todo de las mujeres).

De hecho, de los embarazos adolescentes se deriva cierto grado de riesgo de deserción escolar de las jóvenes, lo cual limita a la vez, sus posibilidades de accesar a actividades laborales con una adecuada remuneración. Según Espíndola y León (2002), las necesidades familiares (embarazo, maternidad y quehaceres domésticos) constituyen una causa de deserción escolar para el 5% de los jóvenes de 15 a 19 años de edad en El Salvador; mientras que para el mismo rango de edad, el 49% de las jóvenes salvadoreñas abandonaron sus estudios por dicha causa en el año 1999.

La relevancia de lo planteado anteriormente en cuanto a la participación de las mujeres jóvenes en espacios de organización política, es que, la estructura institucional que refuerza en el plano ideológico al sistema capitalista-patriarcal, pone diversas barreras a la participación ciudadana de las mujeres. Instituciones como las iglesias y los medios de comunicación, entre otros, logran distraer a las mujeres jóvenes de la vida política mediante la validación del rol de género de éstas.

Asimismo, para el movimiento social (a excepción del movimiento de mujeres y feminista), no ha sido prioridad la organización de las mujeres, ni tampoco suelen levantar como parte de sus banderas de lucha, las reivindicaciones femeninas. En ese sentido, uno de los grandes retos de las organizaciones juveniles, como sujetos en la construcción de un mundo más justo, es precisamente la organización de las mujeres jóvenes.

Para sustentar estas afirmaciones, podemos citar el estudio “La situación de la mujeres en El Salvador”, realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) y el Movimiento de Mujeres en El Salvador, en marzo del año 2000: “en términos generales, las mujeres participan menos que los hombres en las organizaciones de la sociedad salvadoreña. Un 77.6 por ciento de la población salvadoreña no participa de ninguna organización o asociación. Del 22.4 por ciento de las personas que participan, pertenecen en mayor medida a una organización religiosa (15.1 por ciento) y sólo pequeños porcentajes afirmaron participar de alguna política, comunitaria o gremial entre otras. Las mujeres participan en organizaciones religiosas en un porcentaje un poco mayor que los hombres, pero éstos a su vez pertenecen en mayor medida que la población femenina a asociaciones políticas, comunitarias o gremiales. ”

“NO SE PUEDE HACER LA REVOLUCIÓN SIN LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES”

Previo a hacer propuestas de acción, queremos hacer énfasis en una pregunta: ¿Le conviene al sistema capitalista que las mujeres se organicen? Obviamente no. Si las tantas mujeres que realizan trabajo productivo se incorporan a la lucha de los sindicatos, peligra la acumulación de capital en actividades como la maquila, que como mencionamos anteriormente, constituyen el nuevo patrón de acumulación capitalista. De igual manera, si las mujeres dejan de realizar de manera gratuita las actividades de reproducción de la fuerza de trabajo, se estaría poniendo en peligro la reproducción, y por lo tanto, la existencia del mismo modo de producción. Entonces, la participación activa y propositiva de las mujeres, y desde las mujeres, es INDISPENSABLE para luchar contra un sistema injusto.

Propuestas de Acción Juvenil en Mesoamérica

A partir de lo anteriormente expuesto puede afirmarse que las organizaciones juveniles deben por lo tanto promover la organización política de las mujeres jóvenes, y para ello es necesario que éstas se sientan representadas por las mismas.

En este sentido es fundamental que las organizaciones juveniles muestren mayor apertura para la discusión de temas como: género, feminismo y masculinidad, entre otros, de manera que poco a poco estos conceptos vayan siendo desmitificados desde la propia experiencia de las y los jóvenes.

Como parte de dicho proceso, se pueden impulsar estrategias enfocadas a tratar temas que afectan directamente a las mujeres jóvenes, tales como la violencia de género en los ámbitos familiar, educativo, laboral, etc.

Otra propuesta de acción que podría impulsarse es la de ir eliminando la utilización de instrumentos simbólicos o leguaje con contenido sexista, tanto en la vida diaria de las y los jóvenes organizados, como en las actividades públicas.

Asimismo, se deberá incorporar la perspectiva de género en las investigaciones realizadas por las organizaciones de jóvenes.

Este proceso deberá constituir entonces, un compromiso real de parte las organizaciones de jóvenes y de su militancia, de visualizar como “el enemigo”, al sistema capitalista-patriarcal, e irse despojando de la idea de que mejorar la situación de género en nuestras sociedades es una lucha secundaria.

“Las mujeres debemos participar en política no porque seamos mejores que los hombres, sino porque es justo”
(Rebeca Grynspan, 2006)

Autora: Julia Aguilar, economista y feminista salvadoreña.
Activista del movimiento de mujeres desde el año 2002. Colaboradora en la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida (LAS DIGNAS) entre 2002 y 2004, en los programas: “Justicia Económica para las Mujeres”, “Derechos Sexuales y Reproductivos y una vida libre de violencia” y “Educación No Sexista”. Ha sido fundadora de algunos esfuerzos de organización juvenil; entre ellos, el Colectivo de Universitarias “Delfina Góchez”, desempeñando el cargo de Secretaria de Comunicaciones, y el Colectivo UTOPÍA, siendo miembra del Equipo Coordinador del mismo. Actualmente trabaja en el Centro de Estudios y Apoyo Laboral (CEAL), organización no-gubernamental en la cual se encarga del diseño, preparación y ejecución de talleres populares para el fortalecimiento sindical en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Pertenece además al Grupo de Género, acroeconomía y Economía Internacional para América Latina y el Caribe (GEM-LAC), red de economistas feministas latinoamericanas.

Referencias bibliográficas

Agrupación Juvenil ¡Ya Basta! “8 de marzo: Día Internacional de la Mujer. Todos a la Catedral”http://www.mas.org.ar/ya_basta/dia%20de%20la%20mujer.htm

Centeno, H. y Cáceres, R. “La Salud Sexual y Reproductiva de las jóvenes de 15 a 24 años. El Salvador, un reto para las políticas de salud.” http://ccp.ucr.ac.cr/libros/psm1/pdf/hcenteno.pdf

Consejo de la Juventud de España. “¿Qué Proponemos?” http://www.cje.org/C5/¿Qué%20proponemos/default.aspx?lang=es-ES

Espíndola, E. y León, A. “La Deserción Escolar en América Latina: un tema prioritario para la agenda regional”. Organización de Estados Iberoamericanos. Revista Iberoamericana de Educación. Número 30. Monografía. 2002. http://www.rieoei.org/rie30a02.PDF

IUDOP. “La situación de la mujer en El Salvador”, El Salvador, Marzo de 2000. http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/2000/boletin2/bol200.htm

Lamas, Marta. “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género”.http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/USOSCATEGORIAGENERO-MARTA%20LAMAS.pdf

LAS DIGNAS, “¿Yo Sexista? Material de Apoyo para una Educación No Sexista”. El Salvador, Diciembre de 1999.
Valdivia, Felicitas. “Sexualidad, Género y Juventud: análisis de un consumo cultural de la población joven”. http://educacion.jalisco.gob.mx/consulta/educar/17/Valdivia.html



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