miércoles, 31 de octubre de 2007

Participación de la Red de Ambientalistas en Acción en el Encuentro Mesoamericano de la Juventud realizado en la ciudad de San Salvador

SAN SALVADOR - La defensa del ecosistema no es el único pero sí uno de los más grandes e importantes retos que la humanidad tendrá que asumir de cara a sobrevivir la presente embestida brutal del sistema capitalista que ataca con toda saña a los más débiles del planeta, a los que no tienen voz. Cuando decimos “los que no tienen voz” nos referimos también a los cientos de especies animales y vegetales que desaparecen cada día por causa de las prácticas de explotación oligarcas y corporativas y con las cuales la humanidad tiene una alta responsabilidad en la defensa de su subsistencia, pues compromete la continuidad de la vida humana.

En este sistema económico, quien no produce dinero no vale nada. Quien no llena con su fuerza de trabajo los bolsillos de los burgueses no tiene derecho al acceso a la tierra, al agua, y a la comida; es obvio que tampoco tiene derecho a ser protegido ante las amenazas y riesgos a los que está expuesto por la degradación ecológica en sus comunidades. Las condiciones de estas comunidades son generalmente los espacios físicos más contaminados, las tierras más accidentadas - y peor aún - las únicas a las que ellos pueden tener acceso.

En este sentido no se puede hablar de la defensa del planeta sin revisar analítica y críticamente la agenda social, económica, política, cultural y militar neoliberal mundial. Ser defensores de la integridad de nuestro ambiente natural planetario implica confrontar a la estructura que sustenta al sistema económico.

Esta realidad no es una coincidencia, la opresión está diseñada para provocar la vulnerabilidad económica y ésta a cambio acarrea la vulnerabilidad ecológica.

Por otra parte existe la teoría de que el planeta es un organismo vivo y como tal no cuenta con recursos de subsistencia infinitos. Valga la siguiente analogía: si a una persona humana le extrajeran indiscriminadamente su sangre ésta moriría muy pronto. Igualmente, nuestro planeta es un ser vivo del que el agua, los ríos, el aire, y la biosfera son todos sus componentes, sus órganos.

Pareciera una historieta de ciencia-ficción el hecho de que la tierra y el agua sean consideradas mercancías. Hasta hace un poco más de 100 años parecía improbable que la tierra se pudiera comprar, mucho menos el agua. Sin embargo, miremos las condiciones actuales de estos elementos al respecto: Ya hay guerras por el agua en el planeta y la privatización del agua potable es económica, política y militarmente agresiva.

Ahora nos parece inaudito creer que en algún día cercano pasará lo mismo con el oxígeno - y afirmamos que será así – que de no haber reducción significativa en los patrones de consumo de hidrocarburos, de los métodos usados por la explotación industrial y del creciente parque mundial de vehículos, los niveles de bióxido de carbono serán tan altos que quienes sigan vivos tendrán que librar una lucha encarnizada por el poco oxígeno que todavía exista. Esto es sin mencionar en detalle el impacto futuro del efecto invernadero que por hoy ya ha sido relacionado científicamente como la causa principal del calentamiento global.

Pero también en el mundo microscópico tenemos increíbles historias que son como sacadas de la ciencia-ficción: la manipulación genética de la reproducción de las especies con fines de lucro. En este campo los productos transgénicos son una terrible amenaza al orden natural de la reproducción de la vida y a la sustentabilidad alimenticia humana. No se ha estudiado ni investigado sobre los posibles efectos negativos derivados de manipular los alimentos genéticamente ni sobre cuáles serán sus efectos en quienes los consumen. Tampoco se ha estudiado sobre cómo esta actividad va a afectar las condiciones de las especies vegetales que son contaminadas al polinizarse con semillas transgénicas.

Ubicando el tema de la vida humana en el contexto legal, aquí en El Salvador la constitución política en el Artículo Uno dice que: es obligación del Estado garantizar a todos los habitantes de El Salvador el acceso a una vida digna. En similar forma lo dice también la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, la privatización del agua potable y del manto acuífero y la contaminación de los ríos son factores que hacen cada vez más difícil para las grandes mayorías empobrecidas tener acceso a una vida digna. Ya la vida se ha convertido en una lucha por la subsistencia y todos los variables en juego son factores ambientales que sostienen la continuidad de la vida.

Por lo tanto, no se puede hablar de la defensa del planeta sin revisar la agenda económicaneoliberal mundial. La idea romántica y reaccionaria de que el planetase recupere sembrando árboles, después de haber devastado un bosque o la ideaque el medio ambiente esta relacionado, no más, con el trinar de los pájaros, eseso una posición romántica e idealista. Ser verdaderos defensores de la integridad de nuestro ambiente natural planetario implica confrontar con las estructuras que alimentan a este sistema económico.

Esta es la lucha que nosotras y nosotros tenemos pendiente en el presente. En la historia de la humanidad ha sido la juventud quien ha jugado un papel protagónico en las luchas y revoluciones: un Marx y un Engels que a sus escasos 27 y 28 años respectivamente plasmaron en el Manifiesto del Partido Comunista las demandas sociales y políticas de su época; un Che Guevara y un Fidel Castro quienes muy jóvenes se encomendaron realizar una revolución en Cuba y luego apoyaron otras revoluciones al otro lado del océano. Son miles y miles de jóvenes que ahora se enlistan como heroínas y héroes de la historia porque ofrendaron con su preciosa sangre en las luchas revolucionarias en América Latina.

No en vano las corporaciones le apuestan en sus campañas mercadotécnicas a someter a la juventud. Asimismo, con sus políticas de marginación de la niñez y la juventud, las agendas de los gobiernos reaccionarios limitan sus oportunidades de desarrollo intelectual y físico porque saben que el potencial de generar una verdadera revolución social y económica está precisamente en la juventud.

Es nuestra obligación, entonces - y en la medida en que cada quien asuma su compromiso - potenciar a nuestra niñez con educación en nuestros espacios inmediatos. No propiciemos su abandono. En principio, y en la medida de lo posible, garanticemos que nuestra actividad revolucionaria no prive a nuestras niñas y niños de un ambiente de cuidado. Eso es necesario para que se conviertan en jóvenes pensantes, que no sean volátiles y presa fácil de la oligarquía mundial en sus campañas de alienación y para que tengamos garantizada una generación futura de revolucionarios. Queremos formar jóvenes que tengan un desarrollo intelectual histórico en todos los órdenes y que sean capaces de identificar a sus lugares de origen como parte integral de la evolución histórica de la humanidad, condición necesaria para el desarrollo de su identidad individual y colectiva de clase.

La globalización, por su parte, pretende romper con el principio inalienable de la autodeterminación de los pueblos para invadirnos comercialmente y para debilitarnos organizativa e ideológicamente. Como organizaciones que buscamos el progreso social debe ser nuestro compromiso el fortalecimiento del arte y la cultura y la difusión del folklore local entre nuestras hijas e hijos. Estas actividades deben ser parte de nuestra agenda. Tenemos que crear ese eslabón para garantizar que todo el conocimiento popular y milenario no se pierda.

Nuestra juventud también debe comprometerse en el definitivo establecimiento de la equidad de género dejando a un lado prácticas homófobas y conservadoras; que la orientación sexual no se convierta en una excusa para negarles a las personas sus derechos. Estos son prejuicios y vicios sociales comunes que en nuestras izquierdas latinoamericanas no se han podido erradicar. La única función que estos prejuicios tienen es la de provocar violencia y discriminación social en cualquiera de sus formas. En términos ambientalistas, esa visión conservadora y machista también promueve la violencia contra la mujer cuando las condiciones naturales en las que mujeres mayormente desempeñan su trabajo son destruidas, creando así un nuevo segmento de empobrecimiento humano.

La lucha por la defensa de los elementos naturales definirá la continuidad de la especie humana en el planeta. El escritor marxista, José Luís Colegial, expresó la relación entre la lucha por la defensa de la conservación de nuestro ambiente natural y el régimen económico de la siguiente manera:

"Al capitalismo no le interesan ni los hombres, ni los trabajadores, ni la tierra. Posteriormente distintos pensadores marxistas de diversos lugares del mundo han retomado eso para señalar la posibilidad de fundar una ecología marxista y ese discurso ecológico marxista se distinguiría radicalmente de los otros, en que precisamente señalaría que no es posible entender los problemas ambientales del mundo sin hacer referencia a la lógica del capital".

Autora: Xotchitl Swedler, miembro de la Red de Ambientalistas en Acción de El Salvador. (RAA). Colectivo social que potencia la educación y organización política local como principal instrumento para defenderse ante la destrucción de sus ecosistemas, la cual se origina por la medidas adoptadas por del modo de producción capitalista cuya actividad económica convierte en materia prima los elementos naturales del planeta, destruyendo la biodiversidad vegetal y animal, rompiendo el equilibrio ecológico que permite la seguridad alimentaria, el conocimiento milenario para la cura de enfermedades, destruye fuentes de trabajo en el campo y la ciudad, profundizando sistemáticamente la vulnerabilidad económica de las comunidades.

La RAA empodera a su membresía con instrumentos técnicos y legales para avanzar en la precomposición de la organización política de las comunidades. Considerando que para destruir las causas estructurales de las amenazas socio ambientales es necesario la toma del poder político, desplazando practicas asistencialistas que el sistema capitalista plantea como la solución para la superación del empobrecimiento en las comunidades.

Su objetivo único es potenciar la organización social a través de la educación política, para que las comunidades realicen la movilización social necesaria para llegar a construir un modo de producción que eleve el desarrollo integral de la persona humana.

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